Jura Putin un cuarto mandato; promete que Rusia resurgirá

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Referirse a Vladimir Putin es hablar de uno de los mandatarios contemporáneos más longevos en el poder. Ha permanecido en el Kremlin desde el año 2000. En 2008, dejó a su caballo negro Dimitri Medvedev, en su lugar por un periodo presidencial, mientras él astutamente lo usaba como parapeto para gobernar desde su cargo como primer ministro. En 2012, reasumió la presidencia y este lunes volvió a jurar en el puesto hasta 2024.

Como parte de su estrategia política, Putin ha destacado las realización de cambios o reformas que permitan lograr un «avance sustancial». A esto. él le llama «proryb», que también se puede comprender como un «salto adelante», sobre todo respecto a la recuperación económica, pues hay que recordar que Moscú atraviesa dificultades financieras debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos.

Todo parece indicar que moverá sus piezas de manera que pueda lograr ese objetivo con la mayor seguridad. Para ello, colocará al ex ministro de Finanzas, Alexei Kudrin, una de sus principales piezas en el ajedrez ruso, para asegurar el cumplimiento de la misión.

La movida en el tablero es evidente, pues se trata de un tecnócrata de corte liberal, con buenas conexiones en el extranjero. Su visión y habilidad le permitirían buscar nuevos aliados con los cuales eludir las sanciones occidentales, que tanto afectan al Kremlin.

Putin está seguro de que Kudrin cumplirá con su tarea, pues ni siquiera titubeó durante la ceremonia de entronización en calificar la situación de Rusia como un «ave Fénix» que resurgirá para enfrentar los «retos» del futuro.

“A lo largo de su historia milenaria, Rusia ha atravesado en más de una ocasión épocas de confusión y de pruebas, y siempre renació como el ave Fénix, y se alzó a unas alturas a las que otros no pudieron llegar, que se consideraban inalcanzables”, aseguró.

El enroque con el espera asegurar este objetivo, subyace precisamente ahora en Dimitri Medvedev, a quien mantendrá a su diestra como primer ministro; cargo que detenta desde 2012, cuando le devolvió la silla presidencial a quien ahora es considerado como el hombre más poderoso del mundo. Un epíteto que incluso es reconocido por Donald Trump y quien ahora ha tenido que esconder su admiración debido a las presiones ejercidas por la trama rusa.

La ceremonia presidencial se realizó de manera exclusiva para no exponerlo a las protestas multitudinarias que se oponen a su gobierno. Según medios de comunicación internacionales han sido detenidos más de mil manifestantes que rechazan su hegemonía en toda Rusia, principalmente por la creciente corrupción y el exclusivismo político.

Entre los manifestantes podían verse pancartas con leyendas reprobatorias de su gobierno como «¡Abajo con el zar!»; «¡Putin es un ladrón!»; «¡Rusia sin Putin!»; «¡No te hemos elegido!». Muchos de ellos, simpatizantes del Aleksei Navalny, quienes no dudaron en enfrentar a las fuerzas de seguridad para dejar en claro que las elecciones, en las que Putin resultó ganador con más de 70 por ciento, han sido un mal chiste para Rusia.

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