Representante coreano ante la ONU interviene en la reunión abierta del Consejo de Seguridad

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Pyongyang, RPDC. Dic. 20, 2023, (ACNC).- El representante coreano ante la ONU pronunció un discurso en la reunión abierta del Consejo de Seguridad de la ONU, convocada el día 20 (el 19 según la hora de EE.UU.) en la sede de la ONU con respecto al ejercicio de lanzamiento de ICBM que ha realizado el día 18 la República Popular Democrática de Corea.

El texto de discurso sigue:

El reciente disparo de ICBM, realizado por las fuerzas armadas de la RPDC, es una contramedida de advertencia frente a la grave situación creada por EE.UU. y otras fuerzas hostiles que vinieron amenazando militarmente a la primera a lo largo del año y lo hacen más abierta y extremadamente hasta en estos momentos de diciembre en vísperas del fin de año.

Sin embargo, EE.UU. y algunos países seguidores volvieron a convocar por la fuerza esta reunión, que será una mancha en la historia de la ONU, acusando ilegal e injustamente el ejercicio del derecho a la autodefensa por parte de la RPDC. Este derecho legítimo e innegable del Estado soberano es reconocido por la ley internacional, inclusive la Carta de la ONU, y concedido por igual a todos los países miembros de la ONU.

Condeno categóricamente y rechazo totalmente la repetición de la conducta desigual y anormal de abordar injustamente, a petición gangsteril de EE.UU. y sus satélites, en el CS de la ONU el tema de ejercicio del legítimo derecho a la autodefensa por parte de la RPDC.

Hace apenas 10 días y pico, EE.UU. ejerció aquí mismo el veto al proyecto de resolución para dar solución al incidente del Medio Oriente so pretexto de que «no se ha referido al derecho a autodefensa de Israel», defendiendo el genocidio de civiles cometido por éste como «ejercicio del legítimo derecho a la defensa legítima».

En el día de hoy, cuestiona el ejercicio de ese derecho por la RPDC como advertencia ante las provocaciones militares de EE.UU., lo cual significa una burla y desprecio a la Carta de la ONU y el clímax de tragicomedia.

En contrasentido a la aspiración y deseo de la sociedad internacional de pasar en paz el período final de este año de complejidades y desgracias, EE.UU. y la República de Corea cometieron el imperdonable acto provocador de introducir en la región de la Península Coreana un submarino de propulsión nuclear hablando del «fin del régimen» de la RPDC.

Si no hubiera ocurrido eso, los representantes de los países miembros de la ONU no se habrían reunido en esta cita tan absurda e ilegal, cuando faltan unos 10 días hasta la llegada del Año Nuevo, para discutir el ejercicio del legítimo derecho a la autodefensa de un miembro de la ONU malgastando el tiempo valioso que sería más necesario para tratar los asuntos prácticos vinculados directamente con la preservación de la paz y seguridad internacionales, tales como la operación genocida de Israel.

En el momento actual en que se va expirando el año 2023, le hace falta a la sociedad internacional reflexionar seriamente de esto: ¿habría llegado acaso la situación de la Península Coreana de este año a la coyuntura tan extremada como ahora si EE.UU. y la República de Corea hubieran parado sus provocaciones militares contra la RPDC deshaciéndose de la ilusión de la «disposición de disuasivo ampliado»?

Como ha visto el mundo, este año será registrado en la historia como el más peligroso en que cayó en la crisis sin precedentes la situación de seguridad militar de la Península Coreana y la región, debido a la locura de enfrentamiento militar de EE.UU. y sus satélites.

Desde el inicio hasta finales del año, EE.UU. realizó con la República de Corea los ejercicios militares conjuntos de carácter agresivo, tales como Sangryong, el entrenamiento combinado de fuego para el exterminio y Ulji Freedom Shield y fabricó la «Declaración de Washington», que define como política el uso de arma nuclear contra la RPDC.

Además, puso en operación el llamado «grupo consultivo nuclear» que tiene la misión de planificar, diseñar y ejecutar el ataque preventivo nuclear.

Este año, bajo el rótulo de «aumento visible de las propiedades estratégicas», EE.UU. mandó a la región de la Península Coreana 6 submarinos de propulsión nuclear, incluso el estratégico Kentucky, y las flotillas de ataque de portaaviones nucleares como Nimitz y Ronald Reagan y desplegó en más de 20 ocasiones los bombarderos estratégicos B-1B y B-52H.

Debido al despliegue de propiedades estratégicas nucleares y los ejercicios militares conjuntos de gran tamaño que no pararon en todo el año, la Península Coreana se convirtió en la base de concentración de esos medios de EE.UU. y la zona más inestable con el peligro de guerra nuclear.

Esta realidad evidencia que EE.UU. y la República de Corea son autores que causan el círculo vicioso de agravación de la situación elevando unilateralmente con palabras y acciones el grado de tensión militar en la Península Coreana.

Algunos países hacen caso sólo de la insistencia unilateral de EE.UU. y la República de Corea en que éstos se ven obligados a reforzar la «disposición del disuasivo ampliado» bajo el pretexto de hacer frente a la «amenaza nuclear» de la RPDC. Esto es una expresión típica de la pauta de doble rasero que vuelve la espalda a la verdad.

También valdrá la pena que la sociedad internacional piense en la preocupación de seguridad, que siente la RPDC, poniéndose no al lado de EE.UU. y la República de Corea, sino en la posición de su contraparte.

EE.UU. y la República de Corea desarrollan a cualquier hora en nuestras narices los provocativos ejercicios de guerra nuclear donde se movilizan colosales fuerzas agresoras, inclusive el submarino nuclear, que bastan para exterminar un Estado entero. ¿Qué sería esto sino un atentado contra los intereses de seguridad de la RPDC?

¿Quién se pondría con manos levantadas ante el enemigo que le arremete con sable y cuál país estaría desinteresado e indefenso ante las maniobras militares de gran envergadura del país enemigo que se desarrollan delante de su puerta?

Quizás se mantenga insensible un hombre como el presidente norteamericano que está en el período final de su mandato y no tiene el futuro. Pero, jamás se portará así la RPDC, Estado soberano muy digno.

Cualquier hombre con sano juicio se dará cuenta fácilmente de que es una reacción muy justa, normal y reflexiva la respuesta de la RPDC a la amenaza a su seguridad que ejercen EE.UU. y la República de Corea.

Ahora, el Consejo de Seguridad de la ONU, rendido ante el despotismo y arbitrariedades de EE.UU., se ha hecho un aparato parcial donde se toleran abiertamente la lógica bandidesca y la pauta de doble rasero, según las cuales no es un problema lo que hace uno, pero sí lo es quién es el que lo hace.

La realidad demuestra que la mayor amenaza a la paz y seguridad internacionales proviene justamente del mismo CS de la ONU.

Mientras se tolere la ilegal pauta dual de EE.UU. y sus acólitos, el CS de la ONU no tendrá la calidad moral ni legal para tratar el problema sobre la paz y seguridad internacionales.

Si ellos intentan otra vez violar la soberanía de nuestro Estado hablando de la ejecución de la ilegal «resolución de sanción» anti-coreana del CS de la ONU, esto causará sin falta el ejercicio del legítimo derecho a autodefensa del Estado soberano, estipulado en la Carta de la ONU.

Aprovechando esta oportunidad, advertimos severamente una vez más que si EE.UU. y la República de Corea siguen tratando de violar la soberanía e intereses de seguridad de la RPDC con su imprudente e irresponsable amenaza militar, las fuerzas armadas de ésta no lo pasarán nunca por alto y recaerán sobre los provocadores toda la responsabilidad de sus consecuencias.

En el futuro también, la RPDC forjará incesantemente las fuerzas estratégicas de forma más evolucionada, capaces de doblegar y controlar cualquier amenaza de EE.UU. y sus satélites con las contramedidas inmediatas, aplastantes y decisivas, y realizará ingentes esfuerzos por establecer junto con la justa sociedad internacional un nuevo orden internacional de carácter independiente y pacífico que se basa en el respeto a la soberanía, la no intervención en asuntos internos, la justicia y la igualdad. -0-

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