Aceites comestibles, bajo alta presión mundial

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Tal vez pocos vean en el aceite comestible un indicador de desabasto, pero esto ya está pasando sin que nadie lo note. Este insumo es muy usado no sólo por los chefs, sino por todas las familias que hasta ahora nunca pensaron que una crisis como el cambio climático o la guerra de Ucrania esté causando un aumento en los precios o incluso motivando a buscar sustitutos ante la falta del producto en el mercado.

En los últimos seis meses, los precios del aceite comestible se han incrementado paulatinamente en más del 50 por ciento. Sus causas van desde las sequías que afectan a Argentina y Canadá, los mayores exportadores de soya y canola, respectivamente. El aceite de girasol se unió a estos incrementos debido a que Ucrania es el principal productor mundial y la operación especial de Rusia ha cortado tanto su producción y distribución.

Consumidores en Indonesia amanecieron con aumentos en el aceite de palma.

Para colmo, Indonesia ha entrado bajo la misma presión al decretar una suspensión a partir de este jueves del aceite de palma, uno de los más usados en Asia y Africa, países que ya se ven afectados por los altos costos de su elaboración.

Jakarta es el mayor productor de aceite de palma del mundo y su decisión de prohibir las exportaciones a partir de esta semana , por consiguiente elevará los precios de todos los principales aceites comestibles que todavía estén a la mano de los consumidores.

Todos los aceites conocidos van al alza, debido a diferentes factores que afectan su producción, entre estos la Guerra de Ucrania.

Ni siquiera Malasia, segundo productor mundial de aceite de palma, puede contribuir a resolver el problema, pues su producción no alcanza a cubrir la demanda debido a la escasez de mano de obra en su producción.

Llama la atención sobre todo el aceite de palma, que tal vez sea más utilizado en el mercado asiático que en el latinoamericano, sin embargo, sus aplicaciones van más allá de la cocina, pues se usa en la elaboración de maquillajes y productos de limpieza. De hecho, representa casi el 60% de los envíos mundiales de aceite vegetal, y el principal productor, Indonesia, tiene en su poder casi un tercio de todas las exportaciones del sector.

El mercado asiático ya vive las consecuencias de este impacto, donde los consumidores mundiales de aceite comestible no tienen otra opción que pagar más dinero por los suministros, es decir, si es que todavía lo encuentran en los anaqueles de las tiendas.

La Asociación de Extractores de Solventes de India (SEA) señaló que los compradores del sureste asiático esperaban sustituir el aceite de palma por el de girasol. Ucrania esperaba una excelente cosecha para este año, pero los suministros de Kiev se han detenido debido a la crisis que vive con Moscú.

Curiosamente, los clientes europeos también esperaban hacer el cambio al aceite de palma ante la estrechez productiva del girasol, pero el recorte anunciado por Jakarta, ha significado para ellos un doble golpe a sus necesidades.

Indonesia abastece casi la mitad de las necesidades de aceite de palma del mercado de la India, mientras que Pakistán y Bangladesh captan el 80 por ciento de sus importaciones de ese país insular.

La Asociación de Refinadores de Aceite Comestible de Pakistán (PEORA) aseguró que ningún país se salvará de esta situación. Los factores que interrumpen la producción de este artículo de primera necesidad curiosamente han impactado en la mayoría de los países productores y el detonador principal ha sido la crisis en Ucrania.

Sólo para que lo sepan: Las reservas de la Unión Europea de aceite de girasol sólo serán suficientes para cubrir cuando mucho cuatro o cinco semanas. La crisis también comenzó a extenderse al aceite de oliva, donde países como España, Portugal, Italia y Grecia ya tiemblan ante esta geopolítica de los alimentos. Doleo, el principal productor de insumos de oliva, que agrupa a firmas como Carbonell, Bertolli, Hojiblanca y Koipe, reportó aumentos por 24% en sus productos. Incluso el aceite lampante, conocido así por ser el de peor calidad y el menos recomendable para cocinar, ya sobrepasó aumentos del 20 por ciento.

Por curioso que parezca, la crisis en Ucrania no ha despertado buenos augurios para estas empresas respecto a la venta de aceite de oliva, por el contrario, temen que la cadena de suministro se interrumpa a corto plazo, lo que traerá consigo una merma en sus ganancias. Desde 2017, Ucrania abastece de semillas de girasol al mercado europeo, el cual se volvió un gran dependiente de este insumo en poco tiempo.  Para acabarla de torcer, Rusia también proveía un 26 por ciento de esta materia prima hasta que le impusieron sanciones económicas al Kremlin (entre ambos países cubren el 80 por ciento del abastecimiento eurocomunitario).

Tan sólo la cotización del aceite de girasol integrado dentro de los llamados bonos futuros en la bolsa holandesa Euronext cerró el pasado 8 de marzo con ganancias de 37.75 euros y se prevé que para mayo se ubicará en 882,75 euros por tonelada.

Y agárrense porque el aceite de girasol es usado en cientos de productos como salsas, granolas, cereales, golosinas, botanas, repostería, mayonesas, sopas enlatadas, gastronomía dulce, entre otros, artículos que también se elevarán de precio ante la falta de la materia prima.

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