Hoy a nivel planetario siguen ocurriendo con mucha frecuencia los actos de sanción y bloqueo contra Estados soberanos. pero ninguno de ellos ha sido desde hace 70 años objeto de sanciones y bloqueos tan sistemáticos y globales como la RPD de Corea, lo cual ha sido la peor prueba que se ha visto jamás.
Con todo ello, Corea no vacila ni está pesimista y da pasos agigantados hacia el futuro. ¿Por qué ese país está tan optimista sobre el futuro? Sería necesario prestar atención al reforzamiento de la política de la crianza de niños, asunto discutido y decidido en el tercer pleno del octavo período del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea convocado en junio pasado.
En la sesión quedó establecida como una política del Partido suministrar a cargo del Estado productos lácteos y otros alimentos nutritivos a todos los niños del país. Algo inconcebible en un momento como el actual en que debido a la difícil situación económica cada centavo se precia como nunca antes.
Pero nada raro si se tiene en cuenta que Corea es un país donde los niños son reyes y beneficiarlos es el asunto más importante del Estado.
En Corea los niños son la reserva que se encargará del futuro del país y siempre se les ha prestado profunda atención en medio de situaciones pésimas que bastarían para derribar una y mil veces a otras naciones. Siguiendo el principio de Lo mejor a los niños, se adoptan todas las medidas destinadas al crecimiento sano de la nueva generación en óptimas condiciones.
En los últimos años se han remodelado excelentemente las bases de educación extraescolar, entre ellas el Palacio de Escolares y Niños de Mangyongdae en Pyongyang, otros similares en distintas partes del país, y los campamentos en Samjiyon al pie del monte Paektu, en Songdowon de la costa oriental y otros lugares pintorescos. El almacén universal para niños, el hospital pediátrico que dispone también de salas de estudio, las carteras Sonamu, los cuadernos Mindulle, los útiles escolares Haebaragi y todo lo demás suministrado a los infantes llevan impregnados el profundo amor del Partido a la nueva generación.
El amor a la posteridad es el afecto y consagración al futuro y el motor potente que posibilita el avance de la Corea socialista en medio de las duras pruebas.
Los niños son fuerzas que impulsan el presente de Corea y aceleran el futuro. Tal es el mundo noble de amor a la posteridad y futuro que atesora Kim Jong Un, Secretario General del Partido del Trabajo de Corea.
Kim Jong Un arde en deseos de seguir continuando vigorosamente, sin interrumpir ni un instante, la labor de formar excelentemente a las jóvenes generaciones por un futuro mejor, en aras de la patria y el pueblo, por muy difícil que resulte este trabajo. Esa es la primerísima de sus prioridades, aunque lo espera un sinfín de quehaceres estatales.
En junio de 2012 en Pyongyang, capital de la RPD de Corea, tuvo lugar un acto conmemorativo del aniversario 66 de la fundación de la Organización de Niños de Corea, con la participación de más de 20 mil delegados de todas las escuelas primarias y secundarias del país. Con antelación se dio a conocer que en Corea se celebraría una actividad de niños de gran envergadura, pero nadie imaginó que ella contaría con la asistencia de Kim Jong Un.
En ella, efectuada en el Estadio Kim Il Sung, él afirmó que los queridos miembros de la organización son tesoros incomparables con toda la riqueza del mundo y la totalidad de su esperanza y porvenir, que el futuro de Corea les pertenece y que en su imagen se refleja el mañana de la patria.
He aquí otra anécdota. Hace años una lluvia torrencial azotó sorpresivamente el litoral del río Tuman en la región septentrional de Corea. Aquella vez, además de recomendar la movilización del potencial humano, material y técnico del Estado para la construcción de viviendas de los damnificados, adoptó la medida especial de enviar a casi dos mil niños de la zona afectada al Campamento Internacional de Niños de Songdowon, para que pasaran en él unos días alegres.
En su recorrido por un campamento de niños acabado de remodelarse, se encaminó a la playa donde dijo con infinita alegría que en ella la vista era espectacular, que el campamento se hallaba en un lugar estupendo, que se debía hacer todo lo que se podía para los niños, reyes del país y que en verano a los campistas les atraería la deslumbrante playa de arena blanca.
Kim Jong Un llama a los huérfanos futuros trabajadores del país y recomienda construirle en un nivel supremo las casas cuna y los círculos infantiles en todo el país.
En un año, apenas terminó de leer el mensaje de Año Nuevo para todo el pueblo, se dirigió a la Casa Cuna y Jardín Infantil de Huérfanos de Pyongyang para asistir a su función artística. Cuando se remodelaron los similares centros en Wonsan, sugirió que los mismos huérfanos cortaran las cintas en señal de su inauguración. Una vez, aunque varias unidades lo esperaban para recibir su orientación, permaneció por largos ratos en el recinto de un jardín de la infancia para escuchar las canciones de los huérfanos. Incontables son los episodios que narran su amor a la nueva generación.
De veras, anticipar el futuro luminoso con la fuerza de amor a la joven generación, viendo en ella la capacidad inagotable de forjar el destino de la nación, es su voluntad inquebrantable.
En el tercer pleno del octavo período del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea, declaró que no hay otra tarea revolucionaria más importante que formar robustos y sanos a los niños, futuro de la patria, y que prepararles mejores condiciones de la crianza, invirtiendo colosales fondos en ella si fuera necesario, es la política de capital importancia y el deseo supremo del Partido y el Estado.
También reafirmó que avanzar hacia el futuro comunista con tesón y con la fuerza de amor, cuidando con más devoción a los niños, por muy difícil que esto resulte, debe ser el modo de avance y desarrollo de la revolución coreana, y que si los niños y la joven generación que esta tierra vio nacer se alimentan bien y crecen sanos en óptimas circunstancias, veinte o treinta años después en nuestra sociedad reinarán más el vigor y la vitalidad y se aumentará más el poderío de la República.
Plantear siempre como faena estatal de capital importancia la labor para la nueva generación, sin que importara los pros y los contras de las condiciones, es un método de desarrollo propio de Corea, así como el aspecto verdadero de la Corea socialista que avanza impetuosa confiando en el futuro en medio de duras pruebas.
Una sociedad que concede prioridad al futuro
Hoy a nivel planetario siguen ocurriendo con harta frecuencia los actos de sanción y bloqueo contra Estados soberanos.
Pero ninguno de ellos ha sido desde hace 70 años objeto de sanciones y bloqueos tan sistemáticos y globales como la RPD de Corea, lo cual ha sido la peor prueba que se ha visto jamás.
Con todo ello, Corea no vacila ni está pesimista y da pasos agigantados hacia el futuro. ¿Por qué ese país está tan optimista sobre el futuro? Sería necesario prestar atención al reforzamiento de la política de la crianza de niños, asunto discutido y decidido en el tercer pleno del octavo período del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea convocado en junio pasado.
En la sesión quedó establecida como una política del Partido suministrar a cargo del Estado productos lácteos y otros alimentos nutritivos a todos los niños del país. Algo inconcebible en un momento como el actual en que debido a la difícil situación económica cada centavo se precia como nunca antes.
Pero nada raro si se tiene en cuenta que Corea es un país donde los niños son reyes y beneficiarlos es el asunto más importante del Estado.
En Corea los niños son la reserva que se encargará del futuro del país y siempre se les ha prestado profunda atención en medio de situaciones pésimas que bastarían para derribar una y mil veces a otras naciones. Siguiendo el principio de Lo mejor a los niños, se adoptan todas las medidas destinadas al crecimiento sano de la nueva generación en óptimas condiciones.
En los últimos años se han remodelado excelentemente las bases de educación extraescolar, entre ellas el Palacio de Escolares y Niños de Mangyongdae en Pyongyang, otros similares en distintas partes del país, y los campamentos en Samjiyon al pie del monte Paektu, en Songdowon de la costa oriental y otros lugares pintorescos. El almacén universal para niños, el hospital pediátrico que dispone también de salas de estudio, las carteras Sonamu, los cuadernos Mindulle, los útiles escolares Haebaragi y todo lo demás suministrado a los infantes llevan impregnados el profundo amor del Partido a la nueva generación.
El amor a la posteridad es el afecto y consagración al futuro y el motor potente que posibilita el avance de la Corea socialista en medio de las duras pruebas.
Los niños son fuerzas que impulsan el presente de Corea y aceleran el futuro. Tal es el mundo noble de amor a la posteridad y futuro que atesora Kim Jong Un, Secretario General del Partido del Trabajo de Corea.
Kim Jong Un arde en deseos de seguir continuando vigorosamente, sin interrumpir ni un instante, la labor de formar excelentemente a las jóvenes generaciones por un futuro mejor, en aras de la patria y el pueblo, por muy difícil que resulte este trabajo. Esa es la primerísima de sus prioridades, aunque lo espera un sinfín de quehaceres estatales.
En junio de 2012 en Pyongyang, capital de la RPD de Corea, tuvo lugar un acto conmemorativo del aniversario 66 de la fundación de la Organización de Niños de Corea, con la participación de más de 20 mil delegados de todas las escuelas primarias y secundarias del país. Con antelación se dio a conocer que en Corea se celebraría una actividad de niños de gran envergadura, pero nadie imaginó que ella contaría con la asistencia de Kim Jong Un.
En ella, efectuada en el Estadio Kim Il Sung, él afirmó que los queridos miembros de la organización son tesoros incomparables con toda la riqueza del mundo y la totalidad de su esperanza y porvenir, que el futuro de Corea les pertenece y que en su imagen se refleja el mañana de la patria.
He aquí otra anécdota. Hace años una lluvia torrencial azotó sorpresivamente el litoral del río Tuman en la región septentrional de Corea. Aquella vez, además de recomendar la movilización del potencial humano, material y técnico del Estado para la construcción de viviendas de los damnificados, adoptó la medida especial de enviar a casi dos mil niños de la zona afectada al Campamento Internacional de Niños de Songdowon, para que pasaran en él unos días alegres.
En su recorrido por un campamento de niños acabado de remodelarse, se encaminó a la playa donde dijo con infinita alegría que en ella la vista era espectacular, que el campamento se hallaba en un lugar estupendo, que se debía hacer todo lo que se podía para los niños, reyes del país y que en verano a los campistas les atraería la deslumbrante playa de arena blanca.
Kim Jong Un llama a los huérfanos futuros trabajadores del país y recomienda construirle en un nivel supremo las casas cuna y los círculos infantiles en todo el país.
En un año, apenas terminó de leer el mensaje de Año Nuevo para todo el pueblo, se dirigió a la Casa Cuna y Jardín Infantil de Huérfanos de Pyongyang para asistir a su función artística. Cuando se remodelaron los similares centros en Wonsan, sugirió que los mismos huérfanos cortaran las cintas en señal de su inauguración. Una vez, aunque varias unidades lo esperaban para recibir su orientación, permaneció por largos ratos en el recinto de un jardín de la infancia para escuchar las canciones de los huérfanos. Incontables son los episodios que narran su amor a la nueva generación.
De veras, anticipar el futuro luminoso con la fuerza de amor a la joven generación, viendo en ella la capacidad inagotable de forjar el destino de la nación, es su voluntad inquebrantable.
En el tercer pleno del octavo período del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea, declaró que no hay otra tarea revolucionaria más importante que formar robustos y sanos a los niños, futuro de la patria, y que prepararles mejores condiciones de la crianza, invirtiendo colosales fondos en ella si fuera necesario, es la política de capital importancia y el deseo supremo del Partido y el Estado.
También reafirmó que avanzar hacia el futuro comunista con tesón y con la fuerza de amor, cuidando con más devoción a los niños, por muy difícil que esto resulte, debe ser el modo de avance y desarrollo de la revolución coreana, y que si los niños y la joven generación que esta tierra vio nacer se alimentan bien y crecen sanos en óptimas circunstancias, veinte o treinta años después en nuestra sociedad reinarán más el vigor y la vitalidad y se aumentará más el poderío de la República.
Plantear siempre como faena estatal de capital importancia la labor para la nueva generación, sin que importara los pros y los contras de las condiciones, es un método de desarrollo propio de Corea, así como el aspecto verdadero de la Corea socialista que avanza impetuosa confiando en el futuro en medio de duras pruebas.