Venezuela, ¡el que mueva la primera pieza!

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El ajedrez geopolítico en Venezuela se está jugando en la mitad del tablero. Ya no son Nicolás Maduro ni Juan Guaidó los que están en el trasfondo de la crisis, sino Rusia y Estados Unidos; algo que puede sonar muy conocido pues es la reminiscencia de la Guerra Fría que libraron estas dos potencias militares durante la segunda mitad del siglo XX.

Recordando la Guerra Fría

El 16 de junio de 1948, la Unión Soviética aplicó un bloqueo aéreo contra Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia porque deseaban imponer un sistema monetario que sustituiría el Reichsmark nazi por el Deustche mark, en un intento por estabilizar la derruida economía germana. A Moscú esto no le gustó, pues sabía que la medida dejaría atrás su moneda en la parte oriental alemana: el Ostmark.

Para evitar consecuencias de fugas de capital, mercado negro y obligar a las potencias occidentales a retirarse de su parte berlinesa, las autoridades soviéticas activaron su moneda el 23 de ese mismo mes y al siguiente día impidieron el acceso a la zona, cerrando carreteras, ferrocarriles y bloqueando el acceso por ríos, así como restringiendo el control de la energía eléctrica y combustibles.

Aunque, los soviéticos poseían el control de una cuarta parte de Berlín, en realidad la pugna terminó afectando a todos los berlineses (más de dos millones de habitantes) quedaron atrapados en esta situación y viviendo en precariedad de víveres y combustibles. Según se dice, la idea era que estas personas se agotarán por el desabasto y terminarán registrándose en las listas de aprovisionamiento de la URSS; lo que significaría que pasarían al control soviético sin más ni menos que aceptando su aprovisionamiento. ¿Les suena familiar la vivencia?

Las potencias occidentales no podían ingresar con transportes terrestres para aprovisionar a su gente, pues esta situación sería considerada por Moscú como un ataque directo a su territorio, lo cual despertaría al monstruo bélico; algo que nadie quería hacer después de haber pasado la terrible segunda Guerra Mundial.

¿Qué hicieron Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia?

Las tres potencias se organizaron para abastecer a su población berlinesa en los tres corredores que tenían legalmente establecidos. Fue un puente aéreo (en alemán se llamó Berliner luftbrücke) a través del aeropuerto Tempelhof (que hoy es el principal aeropuerto de la capital alemana), el cual culminó en junio de 1949. ¡Hace casi 70 años de esto!

La acción fue realizada principalmente por las fuerzas aéreas estadounidense, así como por la Royal Air Force británica y las de sus súbditos de la Commonwealth: Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Se arrojaron más de cuatro mil toneladas de víveres diarios en lo que se calificó como una de las operaciones aéreas más intrépidas en tiempos de paz. Se habla de más de 200 mil vuelos que arrojaron más de 4,700 toneladas diarias.

La historia dice que los aliados tuvieron problemas para realizar este abastecimiento aéreo al principio, pero fue algo que lograron perfeccionar, con lo que a final de cuentas consiguieron sobreponerse a una medida contraria sin tener que llegar a la guerra. Según historiadores como el británico Paul Johnson, prácticamente dio como ganador de esta movida en el ajedrez a Occidente (por no decir Estados Unidos), aunque con ello, se volvían a equiparar las posiciones. ¡Esto era la Guerra Fría casi en pleno!

El caso de Venezuela

Ahora veamos como está la situación 70 años después del puente aéreo aliado. Prácticamente se está haciendo una medida casi igual, pero a la inversa, es decir, de Rusia a Caracas.

Estados Unidos está en la palestra para motivar o incentivar la desestabilización del gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. El mandatario venezolano se resiste a dejar el poder, pese a las sanciones que le ha impuesto Washington, muchas de ellas de carácter económico para impedir que pueda seguir financiando lo que califica como una dictadura que ha hecho mucho daño a su población y que ha originado el éxodo de venezolanos afectando de paso a muchos países latinoamericanos.

Trump aplicó nuevas sanciones contra Venezuela, esta vez para hacer inoperante a la firma petrolera estatal PDVSA, principal generadora de recursos del gobierno bolivariano. El gobierno del presidente Vladimir Putin no tardó en responder calificando las medidas como «ilegales» y le quitó el velo al decir que «eran una violación a las normas internacionales que buscan abiertamente el derrocamiento del gobierno legítimo de ese país latinoamericano». Incluso advirtió a la Unión Americana que estaría dispuesto a «defender sus intereses» en Venezuela.

A finales de febrero de este año, Venezuela sufrió una serie de ataques contra su infraestructura eléctrica. La acción fue atribuida a Estados Unidos con el objetivo de intensificar las molestias de la población social, ya de por sí afectada por la carestía y el desabasto.

El alfil de Washington

Ese mismo mes, el mandatario norteamericano reconoció a Juan Guaidó como presidente interino para forzar aún más la crisis en Venezuela. Nuevamente, Rusia reaccionó desconociendo al presidente de la Asamblea de quien dijo era una pieza que se prestaba para «usurpar el poder». Moscú reafirmó así su alianza con Maduro; algo que en realidad se inició desde el régimen de Hugo Chávez en 2005, cuando se convirtió en su principal abastecedor de armamento.

Se dice que Moscú es el garante de las transacciones venezolanas, pues le facilita el efectivo que Caracas no puede conseguir en el extranjero por las sanciones impuestas, además de proteger su industria energética.

Diarios estadounidenses como el Nuevo Herald, aseguraron a finales de enero que ya existen tropas rusas en Venezuela. A principios de febrero y en entrevista con EmbajadasTV, el embajador de Rusia en México, Viktor Koroneli, negó la versión, lo cual fue derivado del desmentido emitido por la vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, que no sólo rechazó la presencia de tropas de ese país, sino las intenciones de edificar una base militar en el país sudamericano.

El 14 de febrero, la Unión Americana envió soldados a una base colombiana cercana a la frontera con Venezuela, aumentando no sólo el riesgo sino las sospechas de que tiene planeada una intervención militar. De hecho, el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo aseguró por esos días que «Maduro tiene los días contados«.

Rusia mueve sus torres

Medios como la BBC informaron recientemente que Rusia envío dos aviones «con equipo y soldados para cumplir contratos técnicos militares».

El diario ruso Sputnik, citó a una fuente de la embajada rusa en Caracas diciendo que «Rusia tiene varios contratos que ya están en proceso de cumplimiento, contratos de carácter técnico militar, y hacen varios vuelos y traen varias cosas. Son vuelos que no tienen nada de misteriosos», dijo. «El personal realiza consultas técnicas relacionadas con armas que Venezuela adquirió previamente», precisó la fuente en anonimato.

Para Washington esto no era otra cosa que un apoyo militar ruso al «régimen ilegítimo de Nicolás Maduro» que, además le complica realizar cualquier movilización táctica, pues uno de los aviones transportaba también 35 toneladas de equipo sin especificar.

El vicepresidente estadounidense, Mike Pence calificó ese desembarco aéreo como «una provocación que no es bienvenida» y exigió a Rusia que salga de Venezuela, algo que, según dijo Trump después, ya se le ha hecho saber a Moscú por otras vías. «Lo saben, lo saben muy bien», aseguró.

A fin de colocar una barrera de contención táctica, Rusia, abrió hace unos días un centro de entrenamiento de pilotos para helicópteros; único en el mundo. Según la firma Rosoboronexport, «el armamento que Venezuela compró a Rusia le garantiza la seguridad».

Este centro fue construido para la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (CAVIM). En sus instalaciones se podrán entrenar a pilotos de ese país en el uso de los helicópteros Mi-17V-5, Mi-35M y Mi-26T.

Según el diario Sputnik, Caracas ahora cuenta con equipos bélicos como los «cazas multifuncionales Su-30MK2, helicópteros militares y de transporte Mi, tanques, vehículos blindados de transporte, artillería, defensa antiaérea moderna y fusiles de asalto de la serie Kalashnikov».

Las posiciones ya se están dando en ambos frentes. Lo que ahora está en cuestión es si serán capaces de llegar a un claro enfrentamiento militar o si simplemente se convertirá en una zona de alto conflicto como muchas que surgieron durante la Guerra Fría.

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