Gorbachov y el suicidio de la URSS

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Dos sellos funestos marcan la muerte de Mijail Gorbachov, ocurrida este martes 30 de agosto de 2022. El primero, por haber sido elegido realmente por el  último el gobernante soviético Konstantin Chernenko, quien lo designó como secretario general del Partido Comunista en 1986, cuando contaba con 48 años.

A esa edad, estaba al frente del Ministerio de Agricultura, institución creada bajo el gobierno de Josef Stalin, la cual habría de desaparecer como muchas otras, cuando la URSS se desintegraría. El segundo surgió tras su designación que sorprendió a muchos de sus compañeros que también aspiraban a tener ese privilegio. Sencillamente, ellos lo creían poco capaz y experimentado para dirigir las riendas del país de los soviets, como posteriormente sucedió.

Este sello fue el que más lo señaló no sólo ante su vida, sino a los ojos de su país y del siglo XX, debido a su incapacidad para hacer funcionar los procedimientos de una Perestroika tambaleante y de una serie de reformismos que, en lugar de fomentar un avance del tipo democrático como él ansiaba, en realidad se convirtieron en un retroceso del internacionalismo proletario. En consecuencia de esa eneptitud por conciliar dos extremos ideológicos que no eran reconciliables, se cae el Muro de Berlin y se despiertan los movimientos independentistas de varios países del Pacto de Varsovia, entre estos, la independencia de Ucrania.

Aquí cabe destacar que los países que hicieron su independencia con base en la libertad, que en sí es peligrosa porque estriba en que cualquier mamarracho imperialista pueda manipular por medio de este concepto, las buenas acciones ético y morales de los países. En este caso la actual guerra de Ucrania provino de querer manipular por medio de la libertad y los grupos neonazis, todo el avance histórico y humanistico de Ucrania. Esos neonazis, pagados por el imperio sea norteamericano o europeo, trastocan el avance histórico que ha tenido Ucrania y,  por supuesto, el iniciador de esta tendencia fue Mijail Gorbachov con el apoyo de Gran Bretaña.

Si bien los diarios del mundo destacan al famosamente conocido como «Gorby» el último de los gobernantes soviéticos, en realidad no lo es, pues fue él quien entregó en bandeja de plata los avances tecnológicos, educación y científicos a Occidente, dándole prácticamente la victoria en la Guerra Fría.

Más bien, es el sepulturero de un modelo político-ideológico que había surgido del sueño de gran parte de la población rusa, que aún sigue creyendo en un regreso a los tiempos clásicos del socialismo soviético.

Una situación muy parecida había sucedido en la década de los cincuentas bajo bajo la dirección de Nikita Jruschow. El emitió una serie de decretos con los que buscaba maquillar un proceso de «descolonización», mediante los que amplió las atribuciones de los gabinetes de las repúblicas federales y consolidaron la independencia judicial y administrativa. Ya en esos momentos, también muchos de los colegas del líder que protestaba con el zapato en mesa no miraban con buenos ojos esa política, la cual consideraban que podría ocasionar más problemas que beneficios a un pueblo que estaba acostubrado a ser gobernado con orden y dureza.

El internacionalista lituano Daniel Estulin no duda en señalarlo como miembro del secretista Club Bilderberg, en el que participó durante varias reuniones tras haber derrumbado las paredes rojas para facilitar el camino a las intenciones de construir un gobierno único mundial, lo curioso de todo, tomando como modelo, precisamente al soviético.

Los procedimientos históricos de la Perestroika y del reformismo de Mijail Gorbachov representaron un retroceso del internacionalismo proletario porque debido a él se cae el Muro de Berlin y aparte es protagonista de la independencia de varios miembros del Pacto de Varsovia, entre estos, la independencia de Ucrania.

Los países que hicieron su independencia con base en la libertad, lo cual es muy peligroso porque permite que cualquier payaso imperialista pueda manipular por medio del concepto las buenas acciones etico-morales de las naciones. En este caso, lo guerra de Ucrania provino de querer manipular por medio de la libertad y los grupos neonazis todo el avance histórico y humanistico de Ucrania. Esos neonazis, que ahora Rusia señala abiertamente, son facciones pagadas por regímenes imperiales que trastocan el avance histórico ucraniano. Basta y sobra decir que este conflicto tiene un claro trasfondo en la tendencia proccidentalista de Mijail Gorbachov, apoyado por Gran Bretaña.

Sin embargo, si algo más suavizado se quisiera destacar de Gorbachov, sería su inclinación a cambiar el ostracismo soviético a través de un sistema de apertura política conocida como Glasnot, con la que pretendía construir lo que él mismo llamaba «un socialismo de rostro humano» que atrajera el interés occidental y sustituyera a la autoridad de corte dictatorial. Esa igualdad, bajo términos democrático-occidentales, no logró otra cosa que llevar al suicidio a la Unión Soviética.

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