El Premio Nobel de Fisiología o Medicina de este año fue para una investigación que definió los sistemas migratorios de poblaciones de homínidos antiguos y la obtención de ADN a partir de fragmentos de fósiles que datan de decenas de miles de años. ¿Realmente venimos de las estrellas o somos el proceso de una evolución histórica? Estos estudios parece que ya están determinando otras perspectivas.
Uno se preguntaría de qué sirven estos estudios como para haber recibido dicha distinción, simplemente parece ser que el pasado biológico humano se está aclarando cada vez, así como las características del sistema inmunológico y mecanismos de adaptación de la vida en grupos sociales.
El trabajo fue realizado por Svante Pääbo, genetista del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (MPI-EVA) en Leipzig, Alemania, quien logró secuenciar el genoma neandertal, lo cual llevó al descubrimiento de un nuevo grupo de homínidos llamados denisovanos y con ello se abren las puertas a la paleogenómica.
El cientifico alemán desarrolló secuencias a partir de una muestra fragmentada de ADN, el cual estaba dañada por miles de años de exposición a los elementos. El análisis permitió definir mejor a una de las sociedades homínidas más interesantes y esteblecer con mayor seguridad, que el homos sapiens realmente desciende de ese especímen, pues entre el 1% y el 4% del genoma de los humanos modernos de ascendencia europea o asiática tiene esos orígenes.
A partir del estudio de un hueso dactilar se encontró además la existencia de un otro grupo homínido conocido como Denisovanos, que no pertenecía a neaderthales ni al homo sapiens. Los humanos asiáticos se cruzaron con este grupo por lo que el genoma danisovano existe en las cadenas genómicas de miles de millones de personas vivas en la actualidad.
El estudio de Pääbo nos ayuda a determinar porque sociedades como los tibetanos pueden adaptarse a grandes altitudes, también puede contribuir a reducir los riesgos de enfermedades que van desde la esquizofrenia 4 hasta el COVID-19 grave 5 . Y todo, gracias a las variantes genéticas de los denisovanos.
Al parecer, la ciencia se acerca cada vez a contestar una de las preguntas y enigmas de todos los tiempos: ¿Qué es lo que hace que los humanos sean humanos?
