Rail Báltica, acelerará pautas estratégicas europeas contra Rusia

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La desvinculación del pasado no sólo se hace dejando atrás los libros, sino creando ejes de infraestructura; el transporte es uno de los más viables. En esa perspectiva se encuentra el proyecto Rail Báltica de 870 kilómetros que conectará las capitales de Lituania, Letonia y Estonia con Varsovia y el resto de Europa. La idea es lograr un flujo ferroviario de alta velocidad, pero también darle a la región un baño de europeísmo para dejar atrás los vestigios del sovietismo.

El ferrocarril interbáltico es el mayor proyecto que se ha realizado en el Báltico en cien años. Aunque ha sido difícil ponerlo en marcha tanto por costo como las dificultades que han tenido los países involucrados para ponerse de acuerdo, la guerra de Ucrania parece haber acelerado todo para concretarlo.

El proyecto inició en la década de los noventa, justo después del derrumbe de la Unión Soviética, pero no fue sino hasta el 2010 cuando se firmó un memorando de acción. Otros doce años tuvieron que pasar para que el acuerdo se retomara, esta vez como una reacción a la operación militar especial de Rusia.

En la actualidad, esta ruta que incluye a Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania y Polonia se recorre en siete años, pero la nueva ruta ferroviaria de alta velocidad se cubrirá en tres horas y 38 minutos, es decir, en la mitad del tiempo requerido.

El trayecto se iniciará en Tallin, después pasará por Pärnu, Rīga, Panevėžys y Kaunas antes de llegar a la frontera lituano-polaca; también habrá una conexión a Vilnius desde Kaunas. Los trenes continuarán desde el Báltico hacia Polonia a una velocidad de 234 km/h.

Su costo supera los 5.800 millones de euros, pero se espera que genere hasta 16.200 millones de euros en beneficios cuantificables. Creará 13,000 empleos directos a tiempo completo y otros 24,000 empleos indirectos. La línea se conectará con el Corredor Mar del Norte-Báltico de la UE, que incluye ciudades clave como Róterdam, Berlín y Varsovia.

El servicio se realizará cada dos horas en ambos sentidos y abaratará los servicios de fletes y carga.

¿Dónde empieza la desvinculación con el sovietismo? En el ancho de las vías. La parte rusa heredó la medida de los ferrocarriles soviéticos, lo que hacía que, cuando el convoy llegaba a la frontera polaca o finlandesa, los pasajeros debían cambiar de tren en el otro lado. Lo países bálticos adoptaron la medida rusa de 1524 mm.

Desde 1990, cambiaron los estándares para unificarse en torno a la Unión Europea y la OTAN, desde entonces, el presidente Vladimir Putin ha visto estas maniobras como una amenaza a la seguridad nacional.

En agosto, el proyecto se intensificó con miras de agilizar la movilidad militar de Letonia, mostrado abiertamente las características civiles y militares del esquema.

Otro legado de la ocupación soviética son las redes eléctricas de los países bálticos, pues estas están sincronizadas con la red controlada centralmente de Rusia. Esto ha generado temores respecto a que Rusia pueda cortar el suministro eléctrico a estos países.

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