
Un testigo de las supuestas torturas infligidas por el Frente Polisario en los campamentos de Tinduf (Argelia) ha asegurado hoy al juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz que Brahim Ghali era quien daba las órdenes y que en alguna ocasión el líder polisario estaba presente mientras aquéllas se llevaban a cabo. Según fuentes jurídicas, Ahmed Tarouzi -un activista que afirma haber sido secuestrado y torturado por el Frente Polisario durante once años- ha llegado a explicar al magistrado durante su declaración que una de esas torturas consistía en “arrancar los dientes y las muelas” a los prisioneros. “Ha identificado a sus torturadores -apuntan esas mismas fuentes-, entre los que estaba Ghali, aunque él no torturaba, daba las órdenes”.
Ante Pedraz -que investiga a Ghali por torturas, detención ilegal y genocidio a raíz de dos querellas de la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (Asadedh) y del activista saharaui de origen español Fadel Breica– debía comparecer hoy también un segundo testigo que compartió cárcel con Breica y que, según figura en la denuncia de éste último, presenció las torturas que le infligieron en 2019. Su declaración fue aplazada el pasado 29 de junio por problemas de visado, pero estos no se han resuelto y no ha podido tampoco testificar ahora.
El pasado junio, Fadel Breica y dos testigos responsabilizaron al líder del Frente Polisario de las supuestas torturas infligidas en los campamentos de Tinduf en 2019. Según explicó el primero al instructor, no tiene “la más mínima duda de que fue torturado por orden de Brahim Ghali” porque dada la estructura del Frente Polisario “era absolutamente imposible” que pasase algo dentro de los campamentos a lo que no diese su visto bueno.
Las denuncias contra Ghali
En su querella, Asadedh y tres supuestas víctimas (a las que posteriormente se han sumado varias más) -entre ellas Hosein Baida Abdelaziz, ciudadano español residente en Trebujena (Cádiz), y Dahi Aguai, saharaui de origen español- responsabilizan directamente a Ghali del “trato sufrido por los prisioneros de guerra así como por los propios ciudadanos saharauis, especialmente por los de origen español, en manos del Frente Polisario”.
A lo largo de su escrito ponen sobre la mesa un informe de la ONG francesa France Libertés al hacer referencia a un “durísimo catálogo de torturas realizadas por miembros del Frente Polisario a disidentes y prisioneros, con la frecuente asistencia de miembros de los servicios de seguridad de Argelia”. Un trato inhumano que incluiría desde “latigazos con un cable eléctrico” hasta el “encierro en un baúl metálico durante 23 horas al día por periodos que pueden llegar a un año”, apaleamientos, suspensión de prisioneros por los pies durante varias horas, suplicio del agua (mantener la cabeza sumergida en un depósito de agua “hasta la sofocación”), etc. En su denuncia identifican a 89 víctimas, aunque según aseguran la lista de víctimas es “desesperadamente extensa”.