Por tercera ocasión consecutiva, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fracasó en su intento por derogar la Ley de Salud Asequible, mejor conocido como Obamacare y creado por su predecesor, Barack Obama. El Senado votó la moción y a última hora, una de las senadoras republicanas, Susan Collins, se unió a sus correligionarios John McCain y Rand Paul, para dar marcha atrás al plan sustituto de Trump.
«Simplemente esta no es la manera en que deberíamos abordar una materia tan importante y complicada, que tendría que ser tratada de manera cuidadosa y justa para todos los estadounidenses», dijo Collins en un comunicado, donde anunció su oposición a la ley que buscaba reemplazar el programa de salud Obamacare.
La propuesta de Trump no alcanzó los 50 votos necesarios para echar a atrás el Obamacare, por el contrario, ahora los demócratas cuentan con tres refuerzos de la bancada republicana que les han ayudado a mantener la actual política de salud pública.
Aunque esta situación se ve como un revés para la administración del magnate inmobiliario, la ley debe ser sometida a nueva votación antes del 30 de septiembre (cuando el año fiscal concluye) y se espera que el nuevo plan de salud sea aprobado por mayoría simple.
Trump no perdió la ocasión para culpar tanto a demócratas como a “algunos republicanos” de este nuevo fracaso.
Sólo para que lo sepan: Se estima que si el Obamacare es derogado entre 16 y 32 millones habrían «perdido» su cobertura para el año 2026. Según Trump, su nuevo plan permite transferir a los estados una parte del presupuesto federal de la salud, al tiempo que reduce los créditos y autoriza a los gobiernos locales a eliminar las regulaciones existentes en el mercado de los seguros privados.