EU impone al G-20, reglas para un comercio justo, no global

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Decía Napoleón: «cuando el enemigo comete errores, no lo distraigas». La frase es ciertamente aplicable a la situación de Estados Unidos frente al contexto internacional. Este miércoles, el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, se reunió con sus contrapartes de las 20 economías más grandes del mundo (G-20), en Buenos Aires. El olor a proteccionismo envició la reunión, la cual causó molestias entre los 19 restantes del grupo, quienes prácticamente recibieron el mensaje de Donald Trump de una guerra comercial como una amenaza global.

«Tenemos que estar preparados para actuar para defender los intereses de EE UU y el comercio libre y justo. Como ha dicho el presidente, no tenemos miedo a una guerra comercial dado el tamaño de nuestro país y de nuestra economía y el hecho de que tenemos un gran déficit comercial», aseguró. Los demás países simplemente se quedaron expectantes del próximo movimiento a dar.

En el entrecejo apareció primeramente China, país al que señaló como un vil oportunista, desleal y avorazado, que práctica un comercio injusto.  «Hay una visión general que desea que China tenga mercados más abiertos para que podamos participar en sus mercados como ellos participan en los nuestros. Hemos sido muy transparentes desde el día uno. He sido muy claro. Buscamos un comercio libre y justo, recíproco. Queremos los mismos derechos para nuestras compañías que tienen otras en nuestro país. No estamos buscando proteccionismo, queremos un comercio justo», dijo el titular del Tesoro estadounidense.

El bloque internacional, que defiende un comercio global y critica el proteccionismo de Trump bajo la fórmula «América grande otra vez», prefirió mantenerse prudente, en una posición que le permita saber cómo reaccionar a las bravatas del magnate inmobiliario, muy conocido por sus cambios abruptos de conducta. La posición fue clara: Estados Unidos contra el mundo.

Ni siquiera le interpelaron la amenaza trumpiana de aplicar aranceles al acero y el aluminio, medida que iniciará esta misma semana, sólo se abocaron a dar su punto de vista en favor de que el libre comercio es la única vía para evitar “las tensiones económicas y geopolíticas mundiales, aunque con el matiz de que se necesita de un mayor diálogo y acción».

Para el grupo era más importante abordar otras cuestiones como que requieren una atención inmediata como el futuro del trabajo, el desafío de las criptomonedas, la forma de gravar los beneficios mundiales de las grandes multinacionales digitales, y el diseño de un modelo global de financiación de infraestructuras.

Al menos, así fue como lo dejó en claro el texto final consensuado por la cumbre que destacó el papel del comercio internacional y la inversión como dos importantes motores de crecimiento, productividad, innovación, creación de empleo y desarrollo. “Reafirmamos las conclusiones de nuestros líderes en la Cumbre de Hamburgo [realizada en julio el año pasado] y reconocemos la necesidad de un mayor diálogo”, señaló el texto. Asimismo, destacaron la necesidad de crear un frente común para evitar la volatilidad ocasionada por los tipos de cambio, los cuales fomentan devaluaciones competitivas que catapultan las exportaciones, como ha sido el caso chino.

“Nos abstendremos de devaluaciones competitivas y no usaremos nuestros tipos de cambio para esos fines», coincidió el grupo.

 

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