
Hasta hoy se transmiten como leyendas entre las personas del mundo el amor y el sentido de obligación moral concedidos a sus amigos y compañeros por el Presidente Kim Il Sung (1912-1994), fundador de la Corea socialista.
Amigos del Presidente Kim Il Sung
En toda su vida el Presidente Kim Il Sung tuvo, como amigos, numerosos extranjeros, entre ellos periodistas de varios países.
Uno de ellos era Fiore, reportero de radio y TV de Italia, quien produjo grandes repercusiones en la palestra internacional por haber fotografiado el acto conmemorativo del aniversario 40 de la fundación de la RPD de Corea que tuvo lugar en septiembre de 1988 y transmitido mediante el satélite. En octubre del mismo año él estaba en este país para producir una película que describe la historia de lucha antijaponesa protagonizada por el Presidente Kim Il Sung, ocasión en que se encontró con el Presidente. Este trató sin cumplidos al reportero ordinario del Occidente como su íntimo amigo.
En septiembre de 1989 el Presidente se encontró otra vez con él, oportunidad en que apreció altamente su gesto de que presentó con una película de largometraje a la RPD de Corea y le dijo que hizo un buen trabajo, que siendo mi amigo visitara a nuestro país en cualquier momento para descansar, que se encargaría de todos sus gastos, y que nos encontráramos no como el presidente y el reportero, sino como amigos.
Fiore frecuentaba decir con orgullo a sus colegas: No habrá otro reportero más que yo, quien disfrutó de gran amor del Presidente Kim Il Sung.
También Burchett, escritor y periodista australiano, gozó del cariño especial del Presidente Kim Il Sung. Él fue expulsado de su país por la “culpa” de haber puesto al desnudo, con aguda pluma, los crímenes brutales del imperialismo norteamericano en la Guerra Coreana (1950-1953) y llevó la vida en exilio durante más de 20 años.
A principios de agosto de 1973, en su encuentro con Burchett, el Presidente coreano se mostró muy alegre por su repatriación y le felicitó con toda sinceridad. Cuando Burchett se lo agradeció, el Presidente dijo que éramos viejos amigos por encima de las relaciones entre el Presidente y el reportero.
Aquel día por la noche, el Presidente le ofreció un banquete, felicitó una vez más su repatriación y lo despidió cordialmente saliendo fuera de la puerta.
Dos años después, se entrevistó con el matrimonio de Burchett que visitaba la RPD de Corea, ocasión en que apreció altamente su mérito diciendo que él había dedicado casi la mitad de su vida para la RPD de Corea.
Más tarde, Burchett confesó como la siguiente: Una vez trabada la amistad, el Presidente Kim Il Sung no la olvida aunque pasaran muchos tiempos, sino profesa el amor ilimitado. Es el mejor de los grandes hombres que encarna profundos sentimientos humanos.