Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin rompieron lazos con Qatar por su apoyo al terrorismo, principalmente por sus vínculos con Irán, considerado como el archienemigo de la región. En el marco del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, Qatar afirmó que está siendo víctima de “calumnias” y calificó las medidas como “injustificadas y que además no se sostienen sobre ninguna evidencia”.
Asimismo, el bloque también señaló a Qatar como responsable de la ineestabilidad de la región al incumplir con los acuerdos entre los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), grupo integrado por Emiratos Arabes Unidos, Kuwait, Qatar, Omán,Bahréin y Arabia Saudita. Qatar se defendió diciendo que es “un miembro activo” del CCG, y que está “comprometido con sus acuerdos, respeta la soberanía de otros países y no interviene en asuntos internos”.
Las autoridades de Riad acusan específicamente al emirato de tratar de romper la unidad interna saudí y “incitar al abandono del estado, poner en peligro su soberanía y la adopción de organizaciones terroristas (…), entre ellas los Hermanos Musulmanes, el Estado Islámico y Al Qaeda”. Asimismo, acusó a Doha de respaldar a Irán en su apoyo a los “grupos terroristas” en la provincia de mayoría chiita saudita de Qatif, así como en Bahréin, además de apoyar a los rebeldes hutíes del Yemen.
Por su parte, Estados Unidos se ofreció a ser mediador de esta crisis. El secretario de Estado, Rex Tillerson, se comprometió a ayudar a resolver las diferencias a fin de que el Consejo de Cooperación del Golfo (que es un organismo estratégico para los intereses estadounidenses), pueda permanecer unido”, dijo Tillerson. “Alentamos a las partes a sentarse juntas y a abordar sus diferencias”.
Tillerson aseguró que la medida liderada por Arabia Saudita contra Qatar no tendrá un impacto significativo en la unidad de la lucha contra el terrorismo en la región y globalmente, y destacó que todos los países implicados han mostrado su oposición al Estado Islámico.
