Corea del Norte puede lanzar misiles intercontinentales, lo único que le hace falta es reducir el tamaño de la ojiva nuclear para poder montarla. Ante esta situación, Donald Trump, urgió a sus asesores a buscar estrategias para inocular la capacidad de ataque del régimen de Pyongyang y no descartó que pueda haber una gran guerra.
Esta semana, Norcorea realizó pruebas con un sistema balístico de cinco cohetes al mismo tiempo. Asimismo efectuó maniobras militares con fuego real como parte de los festejos por el 85 aniversario del Ejército Popular de Corea, las cuales fueron calificadas como “la mayor demostración de fuego combinado” en la historia del país, según la agencia de noticias estatal KCNA.
Trump ya ha dicho que tiene todas las opciones puestas en la mesa, una declaración que muestra una abierta amenaza al gobierno norcoreano para obligarlo a desistir de continuar con sus planes belicistas. Pyongyang, por el contrario, ha reaccionado sin amedrentarse y advirtiendo que responderá de igual manera a cualquier tipo de ataque que Estados Unidos lance contra su territorio.
Sudcorea no pagará protección
Como una contramedida para proteger a su aliado sudcoreano, Washington ha desplegado el sistema antibalístico Thaad (Terminal High Altitude Area Defense) instalados a 250 kilómetros al sur de Seúl, una acción que despertó las protestas de China en un contexto de fuertes tensiones en la península. Sin embargo, la protección no es nada gratis. Trump pidió a Seúl que pague por el despliegue defensivo, algo que se estima en alrededor de mil millones de dólares. Este mismo viernes, el gobierno sudcoreano descartó cubrir el monto.
Según analistas castrenses como Jeffrey Lewis, la solución a la crisis norcoreana pasa más por la diplomacia que por las amenazas. El experto señaló que se podría adoptar un esquema de negociaciones semejante al que se aplicó con le programa nuclear de Irán.
“Está bien contar una defensa antimisiles y con sanciones, pero su mayor valor es que pueden servir de moneda de cambio en el marco de una negociación con Pyongyang”, subrayó.
Sin embargo, Trump no parece estar dispuesto a tomar esta opción, pues no descartó que la rivalidad que mantiene su país con Corea del Norte pueda desencadenar una gran guerra. También reconoció que su pugna con el estado comunista es la prioridad de su administración.
