En un intento por evitar que la Unión Europea imponga sanciones a su gobierno ante el deterioro de la situación en Venezuela, el presidente Nicolás Maduro aceptó reunirse e iniciar negociaciones con grupos opositores.
«Acepto esta nueva etapa de diálogo», dijo Maduro. «No digo más, porque debemos ser prudentes para que estas conversaciones tengan éxito», finalizó.
Las conversaciones tuvieron efecto en Santo Domingo por invitación del presidente dominicano, Danilo Medina, y bajo el auspicio del expresidente español, José Luis Zapatero. La medida fue bien recibida por la Organización de las Naciones Unidas, cuyo vocero, Stéphane Dujarric, señaló que «el secretario general Antonio Guterres reitera su firme convicción de que la situación en Venezuela requiere de una solución política basada en el diálogo y el compromiso y la oposición que asegure la coexistencia pacífica de todos los venezolanos».
Este notable cambio de actitud por parte de Maduro fue el resultado de las presiones ejercidas por el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Jean Yves Le Drien, quien había advertido que su país se aprestaba a solicitar la aplicación de sanciones eurocomunitarias para inducir a una apertura del gobierno madurista con la oposición venezolana.
Venezuela se encuentra en una fuerte crisis económica y social con un desabasto que ha sumido a su población en una desmoralización y una ola de protestas que se ha saldado con más de cien personas muertas. También pesa sobre el país un aislamiento por parte de las aerolíneas internacional que han dejado de volar a ese destino sudamericano. Además enfrenta fuertes sanciones económicas por parte de Estados Unidos y la amenaza de congelar sus activos económicos.
