Irán se encuentra en una nueva encrucijada. Hace casi una semana, la población de ese país comenzó a protestar por diversas causas entre las que se encuentran la elevada inflación que afecta el gasto diario de la población y la corrupción, en la que se han detectado sueldos exorbitantes de funcionarios gubernamentales que ascienden a más de 45 mil dólares al mes, en un país donde el salario mínimo es menor a 200 billetes verdes mensuales.
La ciudad de Mashad fue el epicentro de las protestas multitudinarias contra el gobierno del presidente Hassan Rohani y en demanda de una mayor apertura política. Hasta el momento han cobrado la vida de al menos 20 personas y más de mil manifestantes han resultado heridos en diversas circunstancias.
Para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, esta es una oportunidad de oro para desvincularse de la posición adoptada por su antecesor Barack Obama, quien había preferido negociar con el estado islámico para tratar de resolver los conflictos con ese país en Medio Oriente. Trump se pronunció abiertamente en apoyo de las manifestaciones populares que se realizan contra el gobierno iraní, al que no dudó en calificar de un «régimen corrupto».
Aun cuando el magnate se exhibió como un firme apoyo de los manifestantes, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Halley, actuó de manera más prudente al decir que era mejor «no repetir el error de 2009». Por su parte, la portavoz de la Casa Blanca, Sara Huckabee Sanders, culpó al régimen iraní de la ola de descontento social. “Están gastando los recursos en expandir el terrorismo fuera, antes que en asegurar la prosperidad en casa. Los precios de las bienes básicos y del combustible no dejan de subir, mientras que la Guardia Revolucionaria gasta la riqueza de la nación en grupos extremistas foráneos y, de paso, se lucra”, afirmó Sanders.
En pleno 31 de diciembre, las autoridades decidieron imponer un bloqueo a las redes sociales, especialmente a las aplicaciones de mensajería instantánea Telegram e Instagram a fin de contener a los manifestantes en su intento por internacionalizar las protestas.
Este miércoles, el comandante en jefe de los Guardianes de la Revolución de Irán, general Mohamad Ali Yafarí, anunció el «fin de la sedición», en referencia a las manifestaciones, de las que dijo estaban propiciadas por enemigos del régimen de la organización Muyahedin Jaiq, mismos «que saben que de ningún modo pueden amenazar a las República Islámica».
