El presidente Donald Trump se quedó con un palmo de narices en su intención de construir le muro fronterizo que, además, busca que sea pagado con dinero mexicano. Este martes, prácticamente tuvo que apaciguar sus ímpetus tras haber fracasado en su intento por recabar el presupuesto necesario para empezar a construirlo.
Construir o la parálisis del país: ese es el dilema que Trump enfrenta a escasos días de culminar sus primeros cien días de gobierno. El problema que se negó a visualizar es que para construir esa barrera, es necesario desviar recursos con los que se financian otros proyectos más estratégicos como los servicios públicos de salud y la operatividad de las agencias federales, sin las cuales el país quedaría prácticamente expuesto a debilidades.
De hecho, si los legisladores no aprueban el presupuesto este mismo viernes se teme que al siguiente día, las operaciones gubernamentales podrían entrar en un estado de parálisis, exactamente en el día cien de su gobierno. Pese a todo, Trump amenazó con retomar el asunto en septiembre próximo.
Sin más ni más, esto ha sido el resultado de su propio estilo de política dura y con la que ha querido más que gobernar, imponer. En conferencia de prensa y con visible molestia, Trump aseguró que retomaría este asunto en septiembre próximo. Es así como los demócratas esperan que el actual mandatario recuerde que gobernar pasa también por los congresos y nos sólo por decisiones caprichosas.
Pese a todo, Trump justificó la construcción del muro en un mensaje por Twitter diciendo que “Es una herramienta muy importante para detener las drogas en su camino de inundar nuestro país y envenenar a nuestra juventud (y a muchos otros)”.
Sólo para que lo sepan: Los legisladores demócratas califican la propuesta de Trump como innegociable. Chuck Schumer, líder de la bancada en el Senado, señaló que no accederán a financiar el muro cuando los republicanos quieren retirar fondos del sistema público de salud para costear la construcción en la frontera.
