Es un hecho, Emmanuel Macron, del movimiento En marcha!, no sólo se convirtió en el candidato del pueblo francés sino en la gran esperanza de la Unión Europea. El líder del movimiento En marcha! superó finalmente con 23.86% a Marine Le Pen, candidata del Frente nacional, quien logró 21.04%, tras el 72% de conteo electoral. Ambos pasan a disputar la segunda vuelta programada para el 7 de mayo.
En tercer lugar ubicó el ex primer ministro conservador Francois Fillon, con 19,81% de los votos, superando al izquierdista Jean-Luc Mélenchon, que contabilizaba 18,62%. El socialista Benoit Hamon con apenas un 6.35% reconoció su derrota y, al igual que Fillon, pidió a sus bases partidarias que voten en favor de Macron en la segunda vuelta. El izquierdista Mélenchon se abstuvo de consignar el voto hasta el final del escrutinio.
En caso de resultar electo, Macron sería el presidente más joven en la historia de Francia. Con tan sólo 39 años de edad, este economista y experto en inversiones ha roto con las tradiciones conservadoras del establishment francés y le ha dado un nuevo giro a las perspectivas políticas no sólo de su país, sino de Europa.
Apoyo total a Macron
Macron detentó el cargo de Ministro de Economía, Industria y Nuevas Tecnologías en el gobierno del actual mandatario Francois Hollande antes de contender en estas elecciones, en las que prácticamente surgió como una sorpresa que nadie se la esperaba. Tras los resultados, Hollande pidió a los miembros del Partido Socialista Francés votar por su ex ministro, ya que lo considera como la mejor propuesta para mantener unido al país.
Sólo para que lo sepan: Expertos internacionales coinciden en que estas elecciones reflejaron el fastidio del pueblo francés por los partidos tradicionales y prefirió optar por una nueva política que refresque el ambiente social no sólo de Francia, sino de la Unión Europea. Este es el caso de Macron, quien se apartó del sistema partidario hace apenas un año para establecer su propio movimiento llamado En Marche!, combinando corrientes de de derecha e izquierda, pero siempre bajo la bandera del paneuropeísmo.
