Steve Bannon pasó de ser una de las personalidades más importantes en el gobierno de Donald Trump a una pieza elemental que podría llevar al mandatario a un juicio político. El meollo del asunto es que se le relaciona con el complot realizado contra la candidata demócrata Hillary Clinton en contubernio con el Kremlin; mismo que culminó con la victoria electoral del magnate inmobiliario. Este miércoles, el ex asesor de la Casa Blanca aceptó cooperar con las investigaciones del fiscal especial Robert Mueller, quien examina el caso denominado Rusiagate.
Bannon testificó hoy a puerta cerrada ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, que también investiga la intromisión de Rusia en las elecciones de 2016. La acción tiene lugar apenas un semana después de Michael Wolff publicara su controvertido libro Fuego & furia, donde lo expone como una de la personas que estaba enterado de los contactos entre el equipo de Trump y personalidades del Kremlin.
Entre otras cosas, se dice que aseguró que existió una reunión entre el hijo del gobernante, Donald Trump Jr., y una abogada rusa, la situación fue calificada por él mismo como «una traición». La polémica desatada por esas declaraciones hizo que fuera despedido de la directiva de Breitbart News, dejándolo prácticamente inoperante.
El fiscal especial baraja ahora la posibilidad de citar a Trump pero bajo la línea de investigación sobre lavado de dinero y… ¿qué creen? Bannon será la pieza principal de las pesquisas.
Aunque el ex estratega de Trump prefirió mejor cooperar con Mueller que testificar ante un gran jurado, de todas formas no se excluye la posibilidad de que tenga que hacerlo después de las declaraciones que dé al fiscal general.
