Durante toda su vida el Presidente Kim Il Sung (1912-1994), Líder eterno del pueblo coreano, trabajó sin descanso por el bienestar del pueblo aun en los domingos, fiestas e incluso en su cumpleaños.
En septiembre de 1973, la Comisión Política adoptó la resolución especial de dar un mes de vacación al Presidente quien no descansó ni un día desde los principios del año por su trabajo atareado.
Pese a sus ocupaciones, él partió hacia el lugar de reposo como muestra de respeto de la resolución del Partido. Cuando llegó al destino el 22 de septiembre, los acompañantes le informaron del programa de descanso ya elaborado. Pero, esto no se cumplió desde el primer día, porque él inició su “reposo” con la visita a una granja.
Aquella noche, un funcionario le sugirió descansar incondicionalmente, puesto que era la resolución de la Comisión Política.
Y él le suplicó: Ya dije que no podía descansar por mis ocupaciones. Sin embargo, como el Partido adoptó la resolución, vine aquí para acatarla. Pero tengo mucho trabajo y no puedo descansar tranquilo.
Esas conversaciones se repitieron todos los días, hasta que llegó el 29 de septiembre, octavo día de su “descanso”.
Aquel día él recorrió la Granja de Ryongbuk del distrito Yomju de la provincia de Phyong-an del Norte y un astillero y, además, se reunió con altos dirigentes partidistas de la provincia para discutir las labores en ella. No pudo almorzar y se dirigió a la residencia bien avanzada la noche. Muy impacientes, los funcionarios le solicitaron que descansara, aunque fuera desde ahora.
Para gran sorpresa para todos, él dijo que ese mismo día terminaría el reposo y regresaría a Pyongyang.
Dicen que aquel día partió hacia Pyongyang diciendo que compenetrarse con obreros y campesinos, hablar con ellos, resolver sus problemas y verlos contentos, era para él un buen descanso.
