Kim Il Sung, presidente eterno de Corea

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El liberador de Corea, fundador de Corea Socialista y del Partido del Trabajo de Corea, Kim Il Sung, nació el 15 de abril de 1912, en una familia revolucionaria que había combatido al imperialismo japonés, que había impuesto su dominio en la península coreana durante 35 años, del 22 de agosto de 1910 al 15 de agosto de 1945.

Kim Il Sung, a los 14 años, el 10 de octubre de 1926, convoca a la reunión en la que se habría de fundar, el 17 de ese mismo mes y año, la Unión para Derrotar al Imperialismo, organización que fue agrupando mayor cantidad de organizaciones estudiantiles y juveniles antimperialistas, por lo que el 27 de agosto de 1927, reorganizan la UDI, para transformarla en una organización que aglutina amplias masas de la nueva generación coreana: la Unión de  la Juventud Antimperalista. Al día siguiente, Kom Il Sung y otros revolucionarios constituyen la Unión de la Juventud Comunista de Corea, llamada a dirigir a todas las organizaciones de masas, juveniles y de campesinos.

El camino a seguir

Dos años más tarde, del 30 de junio al 2 de julio de 1930, en una reunión de dirigentes y cuadros políticos de ambas organizaciones juveniles, en su informe titulado El camino a seguir por la revolución coreana, formula los principios de la idea Juche:

—Las masas populares son las protagonistas de la lucha revolucionaria, solo con su organización, conciencia y movilización la victoria es posible.

—Resolver de acuerdo con la realidad y de manera independiente, responsable y creativa los problemas que plantea la revolución.

Plantea, en consecuencia, que la principal tarea de la revolución coreana es la independencia, por lo que se requiere derrotar al imperialismo japonés, es decir, se requiere de una revolución democrática, antimperialista y antifeudal, que deberán realizar las amplias fuerzas antimperialistas: obreros, campesino, estudiantes, intelectuales, pequeños propietarios, religiosos y capitalistas con conciencia nacional, para derrotar a los imperialistas japoneses y los coreanos que se han puesto a su servicio: terratenientes, capitalistas aliados de ellos y todos los traidores.

Expone la línea estratégica y táctica de la revolución, así como los lineamientos de la lucha armada antijaponesa, por lo que plantea como una necesidad constituir el Ejército Revolucionario de Corea (ERC), que se funda el 6 de junio de 1930, que en 1934 se transforma en Ejército Revolucionario Popular de Corea (ERPC).

Durante quince años, despliega una intensa actividad guerrillera y amplía su influencia en los sectores populares y patrióticos. Para julio de 1945, aprovechando la coyuntura favorable que produjo el combate que se realizaba entre el Ejército Rojo de la Unión Soviética y el ejército Guandong de Japón, en el marco de la etapa final de la segunda guerra mundial, el ERPC con el apoyo del pueblo coreano obtuvo la victoria el 15 de agosto, apenas una semana después de iniciada una intensa ofensiva que concluyó con la rendición incondicional de Japón, lo que después de desarmar los remanentes del ejército invasor se logró la independencia de Corea, que elevó a la categoría de héroe al General, Kim Il Sung.

La liberación del país abrió un camino ancho para la creación de una nueva vida al pueblo coreano, y con las fuertes y profundas raíces echadas en el fragor de la Lucha Armada Antijaponesa se fundó inmediatamente el Partido del Trabajo de Corea, y se levantó un auténtico poder popular que llevó a buen término las tareas democráticas. Corea, de país colonial, se convirtió en un Estado legítimo, soberano e independiente, en un país socialista centrado en las masas populares.

La ejecución de la reforma agraria y la nacionalización de las industrias principales trajeron un cambio radical en el ámbito socio-económico del pueblo coreano, y abrieron la vía para levantar un país socialista poderoso, independiente, autosostenido y autodefensivo, que ha rechazado con firmeza la ofensiva sistemática del imperialismo yanqui y de sus aliados.

El 9 de septiembre de 1948 se funda la República Popular Democrática de Corea (RDPC), que orientó al país para que defendiera firmemente el interés fundamental de llevar el socialismo a la victoria, ya que de renunciar a ese objetivo hubiera constituido una derrota. La historia enseña que una concesión de principios, permite la intromisión de los enemigos del progreso.

Idea Juche, la línea revolucionaria

El Presidente, Kim Il Sung, dispuso que el gobierno de la RDPC, en cualesquiera circunstancias y condiciones, mantuviera con firmeza las ideas y los principios del socialismo; que en todas sus actividades, defendiera y aplicara la idea Juche; que a partir de estas, materializara y mantuviera en todas las esferas de la revolución, y de la construcción su línea revolucionaria, y que la República, de acuerdo con la exigencia de la realidad y enfrentándola con iniciativa y presteza.

Desde los primeros días de la construcción socialista, el Presidente, Kim Il Sung,  practicó una auténtica política a favor del pueblo, con el criterio de que las masas populares son el sujeto de la historia en cada etapa de la revolución y de su construcción; agrupó a las masas populares como una fuerza revolucionaria y se apoyó en su inagotable fuerza para impulsar la causa socialista. Su política hizo del país un socialismo centrado en las masas populares donde la exigencia por la independencia de las personas se ha hecho realidad.

Hoy las políticas a favor del pueblo son, entre otra, la enseñanza obligatoria, la asistencia médica, gratuitas y generales, fomentan el bienestar del pueblo que es el principio supremo de las actividades del Estado.

El Presidente, Kim Il Sung, que se había percatado más que nadie del significado y la importancia de la fuerza militar autodefensiva del país, impulsó el Songun (priorización de los asuntos militares), lo que preparó el terreno para la defensa de la RPDC con sus propios recursos, ante las agresiones del imperialismo que no se han limitado a sanciones económicas, embargos y bloqueos, sino que incluyen una guerra que, de 1950 a 1953, ocasionó innumerables daños materiales y gran cantidad de pérdida de vidas humanas.

A pesar del poderío militar estadounidense no hubo triunfadores, de hecho fue una derrota del imperialismo yanqui, que se vio obligado a aceptar la firma de un armisticio, es decir, un acuerdo entre los países en guerra para dejar de combatir con el fin de discutir una posible paz, que Estados Unidos ha obstaculizado sistemáticamente.

El camarada, Kim Il Sung, también dirigió sus esfuerzos para constituir el Partido del Trabajo de Corea (PTC), partido revolucionario, templado y probado en las luchas de casi siete décadas como un invencible partido que goza del total apoyo y confianza del pueblo.

El PTC, integrado por obreros, campesinos e intelectuales revolucionarios, es un partido combativo, organizado y disciplinado, basado en el colectivismo, la unidad ideológica, la dirección única y una disciplina revolucionaria y consciente, lo que le ha permitido ser el dirigente del proceso revolucionario coreano.

El camarada, Kim Il Sun, por su papel dirigente en la liberación de Corea respecto del imperialismo japonés; por haber dirigido la construcción del socialismo, por haber impulsado y realizado la fundación del partido, haberlo conducido victoriosamente, y por otras muchas razones que es imposible resumir en tan breve espacio, es y será considerado por el pueblo, a quien entregó todos sus esfuerzos, Gran Líder y Presidente Eterno de la República Popular Democrática de Corea.

*El autor es vicepresidente del Comité Nacional Mexicano de Coordinación de Estudios de la Idea Juche y presidente del Instituto Mexicano para el Estudio de la Idea Juche

 

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