¿Quién es Kim Jong Un, Presidente del Comité de Estado de la República Popular Democrática de Corea? Serán varias las respuestas a esta pregunta, pero la que más atrae
la atención es que profesa un amor sin igual hacia el pueblo. Todos sus pensamientos y acciones tienen un solo objetivo: servirle con total entrega.
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Su concepto de vida: no poder aspirar a más aunque su cuerpo se deshaga en mil pedazos en el servicio al pueblo. Su lema: todo lo que va a utilizar el pueblo debe ser perfecto y de una calidad suprema.
Este año se han convocado varias sesiones del Buró Político del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea. En ellas se han abordado tópicos diferentes, pero la temática fundamental es una sola: la seguridad y la felicidad del pueblo.
Fue en agosto pasado cuando un diluvio anegó muchas viviendas y cultivos en la zona de la comuna Taechong, distrito Unpha de la provincia de Hwanghae del Norte. Apenas se enteró de esta noticia, se dirigió al lugar conduciendo personalmente el carro.
Al informarse de que no hubo pérdida de vida humana porque las gentes se refugiaron con antelación, expresó un gran alivio. Y caminando por un lodazal por donde pasó la inundación, indicó tareas y vías para resarcir los daños del desastre. Estas escenas son,
indudablemente, sugestivas.
Con urgencia, tomó medidas de suministro de cereales, materiales de construcción como el cemento, el juego de cama, medicamentos y otros útiles de la vida. A la propuesta de los
funcionarios de construir viviendas para 400 núcleos familiares y reparar las de igual número de familias, sugirió demoler todas las casas afectadas y construirlas nuevamente. También recomendó averiguar si los agricultores prefieren una casa para dos familias o
una independiente y reflejar correctamente sus gustos en el diseño.
Unos días después tuvo lugar la XVI sesión del Buró Político del VII Comité Central del Partido. En ella, dio parte de un informe sobre los daños y se refirió a los inenarrables sufrimientos de los damnificados que habían perdido la casa y el patrimonio doméstico y vivían en refugios provisionales.
También se preguntó quién otro, si no el Partido, podía asumir plena responsabilidad de ellos en estos momentos críticos y habló de la necesidad de compartir las penas con ellos y acercárseles más para aliviárselas.
La comunidad internacional se ha convencido una vez más que para él el pueblo es el más importante y para este él es el padre afectuoso.
