La cuestión de la trama rusa no fue un aspecto que sólo influyera en la elección de Donald Trump en las elecciones presidenciales, también tenía como propósito acceder a información valiosa de la fuerza aérea, el Consejo de Seguridad nacional y la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos. Este lunes, se dio a conocer que el entramado de ciberespionaje de Moscú era más grande de lo que parecía y, lo peor de todo, fue que el FBI lo sabía y no hizo ninguna advertencia al respecto.
La agencia noticiosa Associated Press reveló que el afamado buró de investigaciones no advirtió a las autoridades estadounidenses sobre las amenazas de hackers rusos de espiar sus cuentas personales de Gmail, pese a que se tenía sospechas de que realizaban actividades semejantes desde al menos un año atrás.
Se trata de una operación que era conocida como Fancy bear, en la que encriptólogos rusos estaban abocados a penetrar los organismos de defensa, inteligencia y seguridad norteamericanos, por órdenes directas del Kremlin.
“Nadie me dijo nunca: ‘Joe, has sido atacado por este grupo ruso’”, dijo Joe Mazzafro, ex funcionario de la armada, quien fue objeto de ataques intrusivos en sus cuentas personales durante 2015.
Fancy bear fue la herramienta que se usó para captar decenas de miles de mensajes electrónicos no sólo del Partido Demócrata, sino de republicanos y funcionarios del gobierno de Barack Obama. Para ello, reporteros de la AP revisaron una lista de 19,000 enlaces de phishing provistos por la firma de ciberseguridad Secureworks.
En ella se pudieron identificar más de 500 objetivos en Estados Unidos y entrevistó a casi 80, incluso personal y ex personal militar, operativos demócratas, diplomáticos y ex trabajadores de inteligencia, como Mazzafro.
Aunque muchos de los funcionarios afectados como el propio Mazzafro, ya estaban retirados, no estaban apartados del gobierno, por lo que eran un claro objetivo del hackeo ruso y, a parecer, sólo el 2 por ciento de los intentos fueron notificados por el FBI:
