Rusia reaccionó con gran molestia ante la decisión de Estados Unidos de aplicar sanciones contra cientos de funcionarios públicos, políticos y empresarios a los que señala como adeptos que se han enriquecido bajo el amparo del presidente Vladimir Putin.
“Es una estupidez reducir nuestras relaciones (entre Rusia y EU) a cero. Esperábamos esa lista, no lo voy a negar. Estábamos preparados para adoptar medidas drásticas, serias, que pondrían el punto final. Por ahora, nos abstenemos de dar ese paso”, afirmó Putin, tras haberse enterado de la medida aplicada por la Secretaría del Tesoro norteamericano. “No es nuestra intención deteriorar más la situación (con EU), vamos a tratar de articular nuestra relación pacientemente, hasta donde esté dispuesta llegar la otra parte”, agregó.
La lista negra incluye a importantes personalidades de la vida política rusa, las cuales han sido piezas claves para que Putin se mantenga en el poder como el primer ministro Dimitri Medvediev, el canciller Serguei Lavrov y otros más a la sombra del Kremlin, lograron amasar grandes fortunas que rebasan los mil millones de dólares. Se habla de 114 funcionarios y directores de corporaciones del sector público, y de 96 magnates que prácticamente tienen el control de Rusia en sus manos.
A manera de desdén, el hombre fuerte de Moscú lamentó que no lo hayan incluido en esta lista, pues consideró «ofensivo» no figurar en lista de EEUU de rusos sancionables. Agregó que la medida adoptada por Washington pone a Rusia a la misma altura que a Corea del Norte e Irán y al mismo tiempo pide a Moscú que le ayude a resolver los problemas con Pyonyang y Teherán: «¿No es algo estúpido?», dijo Putin.
En la lista también figuran el magnate petrolero Roman Abramovich -dueño del equipo de fútbol Chelsea- y otros como Oleg Deripaska y Mijaíl Projorov. Aunque es una acción que fue calificada como «un acto hostil», al menos por ahora Putin se reservará el derecho de réplica.
