El Partido del Trabajo de Corea es una prestigiosa organización política que ostenta su más larga existencia en el poder a escala mundial. Entonces, ¿cómo podía responsabilizarse del destino del pueblo y dirigir los quehaceres estatales durante casi 80 años?
En su disertación publicada en Rondong Sinmun el 10 de octubre con motivo del día de la fundación del PTC el Secretario General Kim Jong Un señaló que este secreto reside en que el PTC ha heredado invariablemente el ideal y el espíritu del periodo de su fundación.
El PTC considera que por haber continuado inmutablemente la idea Juche creada por el Presidente Kim Il Sung (1912-1994), fundador del Partido, podía vencer victoriosamente las pruebas y dificultades interpuestas.
La idea Juche de que las masas populares son artífices de la revolución y su construcción y poseen la fuerza capaz de impulsarlas, es decir, uno es el dueño de su destino y debe fraguarlo únicamente con su propia fuerza, concuerda totalmente con la realidad de la RPDC y se estudia y se divulga ampliamente a escala mundial.
Objetivamente, la vitalidad de esta doctrina se comprueba con un solo hecho de que en este país se enarboló más alto la bandera del socialismo entre los finales de la década de los 80 y principios de los 90 del siglo pasado cuando se terminó la “guerra fría” y se produjeron cambios en la estructura política del mundo. Además, se testimonia con la realidad de este país asiático que avanza con seguridad para alcanzar la meta de la edificación de una potencia socialista dotada de sólida base de la economía independiente y la capacidad poderosa de defensa.
Como es eterno el pueblo es inmortal la vitalidad de la idea Juche que iluminó el camino a seguir por las masas populares para forjar su destino. Es lógico que el PTC, regido por tal ideal como su ideología rectora, disfrute del pleno apoyo de las masas populares.
Según la disertación del Secretario General Kim Jong Un, la continuación del férreo espíritu revolucionario de la generación fundadora del Partido y su ilimitada lealtad al pueblo constituyen el secreto según el cual el PTC podía llevar casi 80 años de su historia en el poder.
Dicen que esa generación dedicó todo lo suyo a la independencia del país, a lograr la causa de la fundación del Partido, el Estado y el ejército y no escatimó nada, incluso su vida, para el beneficio del pueblo. Sus conductas fueron ejemplos para todos los funcionarios del PTC y estos siendo revolucionarios y servidores del pueblo tomaron como su deber el trabajar con ahínco como la mencionada generación. Ellos toman como lo fundamental de la labor partidista compenetrarse siempre con las masas, conocer al dedillo su situación económica y resolver los problemas pendientes. No es casual que los coreanos llaman al Partido del Trabajo como partido madre.
El Secretario General señaló que la continuación inmaculada del ideal y espíritu incipientes del Partido y su implementación cabal en su construcción y actividades, prometen los cien y mil años futuros y el desarrollo ininterrumpido del Partido del Trabajo de Corea. Su teoría de que la gloriosa historia de casi 80 años y el porvenir del PTC brillan al continuar el ideal y el espíritu del periodo de su fundación acapara la atención de muchos partidos comunistas
