
Compañeros,
Generales, oficiales y soldados,
Mis amados compañeros de armas:
Ha llegado el momento que nuestro Partido y Gobierno han venido
esperando con tanta ansiedad, al igual que las numerosas familias del país que
enviaron a sus amados hijos al campo de batalla.
Todo el país lo ha esperado.
Yo mismo he anhelado el devenir de este instante, contando los días con los
dedos de la mano.
No sabría cómo expresar lo que siento en este significativo reencuentro con
los admirables hijos y héroes del país, que son el orgullo incomparable de nuestro
Estado y a quienes ha esperado el pueblo entero.
Extiendo mi sincero agradecimiento y mis más fervorosos saludos militantes
a los oficiales y combatientes de las unidades de operaciones en el exterior quienes
arriesgando la vida bajo la lluvia de balas lucharon valerosamente como dignos
“coreanos” y “militares del Ejército Popular de Corea” y regresaron con la frente
alta como portadores del gran honor y destacadas hazañas para la patria.
Compañeros,
Me complace que hoy publique en este lugar un decreto del Presidium de la
Asamblea Popular Suprema de la República Popular Democrática de Corea,
según la propuesta del Comité Central y la Comisión Militar Central del Partido
del Trabajo de Corea de conferir el título de Héroe de la República y otras altas
condecoraciones a los generales, oficiales y soldados de nuestro ejército que
realizaron hazañas perdurables en las operaciones en el extranjero.
Esta constituye la primera condecoración a los participantes en las
operaciones en el exterior, hijos excelentes del pueblo coreano y representantes
del gran honor de la patria.
Con el deseo de enaltecer ante la patria y el pueblo a los admirables héroes
que protagonizaron proezas militares en tierras foráneas en defensa del soberano
prestigio y dignidad del Estado y de lograr que todo el país los venere y ensalce,
organizamos con solemnidad para ustedes esta ceremonia de condecoración
estatal en la sede del Comité Central del Partido.
Estamos hablando de una condecoración especial y valiosa que la patria y el
pueblo entregan a los honorables vencedores que han hecho grandes méritos que
pueden hacer solamente en la lucha sangrienta.
Ustedes merecen esa gloria y el máximo respeto.
Cada vez que me informaban del curso de las acciones militares de nuestras
unidades de operaciones especiales después de su envío al extranjero, me sentí
profundamente emocionado por el espíritu noble, el coraje sin igual y el gran
sacrificio de nuestros oficiales y soldados. Me vi impelido a otorgarles altas
condecoraciones una vez que se repatriaran tras cumplir la misión asignada a
ellos.
Ahora que realizamos la primera ceremonia de condecoración, evoco a los
combatientes consagrados al cumplimiento de la misión en fiel acato a la orden de
la patria y a los mártires caídos y me apena indescriptiblemente no poder
compartir con ellos este lugar glorioso.
Me produce un dolor desgarrador esta realidad en que no pueda ver más que
en las fotos de esta pared de recordación las excelsas imágenes de los que dieron
su preciosa vida en aras de la gran victoria y gloria.
Lo único que pienso es qué bueno sería si estuvieran presentes aquí aquellos
hombres que en los últimos y brillantes momentos que ellos mismos eligieron
conocieron la gloria de la eternidad y dejaron para la historia hazañas y registros
memorables.
¡Qué injusto no poder hacer realidad el sueño de abrazar cordialmente a
todos esos compañeros a quienes deseábamos cada día e instante que estuvieran
sanos y salvos y de colocar la medalla de héroe en sus pechos en que guardaban la
gloriosa bandera nacional mientras se abrían paso por entre las llamas!
¿Cómo explicar a los familiares de los soldados caídos la gran angustia y
lástima que sentimos por no haber podido proteger a sus valiosos hijos, con una
juventud rebosante, cuyas vidas nos habían confiado?
Aprovechando esta ocasión, quisiera expresar nuestro más sentido pésame a
los familiares de los que dieron su preciosa vida en las operaciones militares en el
extranjero y propongo guardar un minuto de silencio deseando que perduren en
la memoria de todos nosotros.
Los participantes en esas operaciones son todos grandes hombres, grandes
héroes y grandes patriotas.
Con su lucha consecuente y sacrificio noble, han realizado hazañas
sobresalientes y perpetuas en aras de la eterna prosperidad y poderío de la
patria.
El camarada Kim Jong Un dijo con gran orgullo que su victoria constituye una
enorme hazaña con que defendieron con firmeza el gran honor del Ejército Popular de
Corea que jamás se puede mancillar y dieron garantía total a la existencia y desarrollo
de nuestro Estado, un milagro que se registrará en la historia de la construcción de
nuestro ejército y la lucha revolucionaria antiimperialista, así como un acontecimiento
en la historia de las guerras del mundo que ha modificado la milenaria lógica del más
fuerte.
Las acciones de las unidades que representan las fuerzas armadas de nuestra
República en el escenario de batallas, foco de la atención del mundo, demostraron sin
reservas el poderío del heroico Ejército Popular de Corea que logra victoria tras
victoria con una innegable superioridad ideológica, espiritual y de su original
estrategia y tácticas, señaló el camarada Kim Jong Un y continuó:
Concedo mayor importancia y aprecio con satisfacción el hecho de que el
prestigio del invencible Ejército Popular de Corea se ha sometido a la prueba más
rigurosa en sus más de 70 años de historia y que se ha evidenciado su plena
preparación para la guerra.
La clave del indudable enfrentamiento a la guerra y del aseguramiento de la
victoria es privar al enemigo de la voluntad de guerra.
Ahora se ha dado por sentado que cualquier ejército extranjero que se
enfrente con el nuestro está condenado a la derrota.
Aunque ustedes lidiaron en tierras extrañas y sus trincheras estaban más allá
de nuestro territorio, podemos afirmar que levantaron alto la muralla de la
defensa en el territorio patrio.
En este sentido, sus proezas son más valiosas que las que realizan con la
victoria en la guerra desencadenada en nuestro territorio.
El acto de hoy constituye la expresión de gratitud y la alta evaluación de
nuestro Partido, Estado y pueblo a la gesta histórica de quienes ejecutaron
cabalmente la determinación política tomada por el Partido y el Gobierno para el
destino y futuro de la patria y preservaron el gran honor mantenido durante
decenios por todas las generaciones anteriores de la República.
Compañeros:
En las zonas liberadas del país extranjero donde antes detonaban los fusiles y
cañones, desaparecerán las huellas de las batallas enconadas y todo cambiará en
un futuro cercano. Sin embargo, el descollante heroísmo y noble abnegación de
nuestros militares no se borrarán ni se olvidarán.
Su grandeza y eternidad están patentes en el territorio patrio, a decenas de
miles de ríes (un ri equivale a 0,4 km-N. del Tr.) de los campos de batalla.
Rememoramos con profundo respeto el mundo espiritual de quienes
contribuyeron a la liberación del territorio de Kursk, pues el noble espíritu de
lucha de los héroes que venimos subrayando se ha convertido en el de todos los
integrantes de las unidades de operaciones en el extranjero.
Su heroísmo que motivó tanto la envidia como la inquietud en diferentes
países no se puso de manifiesto por un número limitado de acreedores de mérito
específicos.
En las referidas operaciones surgieron cientos y miles de héroes que superan
a Ri Su Bok, Kang Ho Yong y Jo Kun Sil.
Francamente dicho, esto me asombró primero a mí antes que al mundo.
Todos sin excepción, oficiales militares, funcionarios políticos, médicos,
intérpretes y auxiliares, lucharon valerosamente en cualquier circunstancia, con
la misma imagen y postura.
En el heroísmo y el sacrificio que manifestaron no ha habido límites de cargo,
edad, currículum vitae y méritos.
Por encima del concepto común de que a los 18 años se cubre con el cuerpo la
aspillera enemiga, fueron los oficiales de más de 30 y 40 años los primeros en
cubrirla. Optaron sin vacilación por el suicidio con la bomba y de las balas
mortales protegieron con el cuerpo a su comandante. Estos hechos me
impactaron fuertemente.
Miren la pared de recordación levantada aquí en el salón del Comité Central
del Partido.
Numerosos oficiales nuestros, viriles y elegantes como pueden apreciar, se
inmolaron a porfía y cayeron heroicamente.
Son, indudablemente, héroes de los héroes, y deberíamos calificar de heroicas
a las unidades de operaciones en el exterior.
Las acciones de los héroes individuales que antes tomamos como ejemplos
han engendrado hoy un movimiento de masas.
Durante los tres años de la guerra desatada hace más de 70 años surgieron
unos 600 héroes a escala nacional y en la última operación militar en el extranjero
desarrollada con resolución por las fuerzas armadas de nuestra República un
cuerpo entero protagonizó hazañas heroicas en poco más de 6 meses.
La clave fundamental del fin victorioso de esta operación no radica en la
proeza de unos contados estrategas o héroes destacados, sino, en el estricto
sentido de la palabra, en el heroísmo de carácter masivo y en los nobles y
hermosos rasgos espirituales y morales que predominan en las ideas y
sentimientos de todos los oficiales y soldados de las unidades de operaciones en
ultramar.
Como un solo hombre son cabales en el cumplimiento de la orden, misión
principal de soldado, aman con fervor a la patria y al compañero, son abnegados
y fieles a su obligación aun en los últimos momentos de la vida y también poseen
una elevada moral, tomando opciones dignas de su conciencia.
Con estas extraordinarias cualidades espirituales le han enseñado al mundo
por qué es fuerte nuestro ejército y cuál es el factor principal de su victoria
infalible en cualquier batalla.
Esto constituye un acontecimiento que constata a la época y la historia el
concepto de ejército poderoso y la ley de la victoria en el combate.
Estoy seguro de que cualquier otra arma y unidad de nuestro ejército habrán
combatido como ustedes en esta guerra y realizado méritos equivalentes a los de
ustedes.
Me complacen y satisfacen como nunca antes las elevadas cualidades
espirituales y morales de los oficiales y soldados de todo el ejército. Contar con tal
ejército como precursor y defensor de nuestra causa revolucionaria es el orgullo y
gloria del Partido del Trabajo de Corea y el Gobierno de la República Popular
Democrática de Corea.
Como antes, en la época actual nuestro ejército sigue haciendo gala de su
nombre honorable de símbolo del heroico pueblo coreano y representante del
gran pueblo coreano.
Un país defendido por un heroico ejército será siempre poderoso y una causa
que avanza con tal ejército en la vanguardia saldrá siempre victoriosa.
Esta certidumbre concede especial significación e importancia a la presente
ceremonia.
Aprovechando esta oportunidad, extiendo una vez más mi sincero
agradecimiento y saludos militantes, en nombre del Partido y el Gobierno, a
todos los oficiales y soldados de las unidades de operaciones en el exterior,
quienes en la contienda encarnizada han correspondido a la confianza del Partido
y la Patria en nuestro ejército y han engrandecido su honor con inaudito espíritu
de lucha heroica y méritos perdurables.
Aprovecho esta oportunidad para decir a nuestros dignos participantes en la
guerra lo que quería decirles diez y cien veces.
Este país es irreductible gracias a ustedes, soldados heroicos que lo defienden.
Compañeros:
Nuestro Partido verificará todas las hazañas que los combatientes de las
unidades de operaciones en el exterior grabaron con su sangre en los campos de
combate y las dará a conocer a sus padres, esposas e hijos, el Estado, el pueblo y
las nuevas generaciones.
Transmitiremos al pie de la letra al pueblo, a los militares del Ejército
Popular, a sus hijos y las jóvenes generaciones las valiosas experiencias que
adquirieron en el combate ensangrentado, su auténtico compañerismo, su amor
incondicional a la patria, el júbilo de la victoria que lograron con el dolor del
sacrificio y a cambio de este que debían soportar llorando con lágrimas de sangre
y sus vidas hermosas llenas de optimismo en el porvenir.
En una parte de la capital se construirán un museo y un monumento
conmemorativos de las memorables proezas de los grandes participantes en la
guerra y todo el pueblo venerará y aprenderá para siempre el noble espíritu e
ímpetu de los héroes.
La patria madre honrará como a nadie al conjunto de los oficiales y soldados
de las unidades de operaciones en el exterior e igualmente glorificará a los padres
que criaron magníficamente a sus hijos y los enviaron sin titubeos a la sagrada
guerra por el bien de la patria.
Todo comienza con la actual ceremonia.
El camino glorioso allanado por la sangre de los combatientes en tierras
foráneas y la noble vida de los mártires no conocen el fin. Las notas de los
combates ensangrentados con sus nombres perdurarán como páginas exclusivas
de la historia nacional.
Compañeros:
Controlar todos los retos que atentan contra la soberanía y la seguridad del
Estado y garantizar firmemente en lo militar la paz y el desarrollo es la invariable
misión de nuestras fuerzas armadas revolucionarias.
Ahora, en la palestra internacional se ha creado la muy grave e imprevisible
crisis de seguridad por el abuso de la fuerza militar de los fanáticos de la guerra.
Los países enemigos exteriorizan cada vez más el intento peligroso de socavar a
toda costa la posición y la superioridad de nuestro Estado que equilibra la
situación de seguridad en la región de la Península Coreana.
Esta circunstancia no nos permite un momento de descuido y demanda que
sea cabal y preponderante el enfrentamiento de nuestro ejército.
El camarada Kim Jong Un aclaró las importantes tareas para convertir las fuerzas
armadas de la República en tropas élite y más poderosas y perfeccionar los
preparativos de la guerra, frente a la situación actual y las provocaciones militares de
los países enemigos.
A los oficiales y soldados de las unidades de operaciones en el extranjero que en
este momento siguen cumpliendo su honrosa misión les recuerdo que tengan bien
presente que sus amados padres, esposas e hijos y la patria esperan ansiosamente su
retorno con buena salud, dijo y continuó:
Nuestro Estado será para siempre digno, poderoso y fuerte por contar con
grandes héroes como ustedes.
Nuestro ejército continuará eternamente su gran historia de victorias en las
guerras demostrando su típica fidelidad e ímpetu heroico.
Mis votos de eterna gloria para los heroicos oficiales y soldados de las
unidades de operaciones en el extranjero que han colocado en la altura suprema
la larga historia de victoria de nuestro pueblo y la superioridad absoluta de las
fuerzas armadas revolucionarias.
¡Viva el heroico Ejército Popular de Corea!